lunes, 21 de noviembre de 2011

PASABAN POR ALLÍ

  Por mi casa de Ciudad Jardín pasaban muchas veces las pandas de verdiales. "¡LOS TONTOS, QUE VIENEN LOS TONTOS!" gritábamos cuando los veíamos venir a lo lejos con su curiosa vestimenta y sus repetitivos acordes musicales. Nos poníamos en la puerta y contemplábamos el espectáculo en primera fila. Es que antes no había tantas cosas para divertirse como ahora, pero de chicos nos lo pasábamos bomba por ejemplo subiéndonos a los postes de la puerta de entrada y apostando si pasarían más coches por la carretera para arriba o para abajo ( pasaban muy pocos ). Lo que sí pasaban muchas veces eran rebaños de cabras o reatas de mulas cargadas de leña o matojos diversos. Todos los días pasaba también Agustín con su carro lleno de ricas naranjas y al que por supuesto comprábamos varios kilos para llenarnos de vitamina C. Recuerdo igualmente cómo hasta bien entrados los años 70 pasaba todas las noches el sereno en su bicicleta tocando su característico silbato. Por esos años inauguraron la iluminación de nuestra querida calle y pasó por nuestra puerta el alcalde de Málaga Cayetano Utrera Ravassa. También en esa época pasaban los galgos camino del canódromo y allá que íbamos algunos domingos para ver las carreras y hacer alguna apuesta ( una vez un galgo atrapó la liebre, qué divertido ), y después de las carreras allí mismo escuchábamos Misa. Pero lo más sorprendente que pasó por mi casa fue el 5 de agosto de 1975: un OVNI. Allí estaba frente a nosotros un enorme platillo volante gris resplandeciente, con un suave balanceo, que iba ascendiendo poco a poco. Ya la gente se cansó de mirar (estuvo más de una hora), pero mi hermana y yo aguantamos y lo que ocurrió fue que cambió de color, se puso verde, varios segundos después se puso rojo y se disparó a una velocidad tremenda en dirección sur hasta que desapareció (en un par de segundos). No sé lo que era pero desde luego no un globo sonda como dijeron las autoridades. Desde entonces sé que las autoridades nos mienten y los medios de comunicación nos mienten, y que debemos creer por nuestra experiencia, nuestra razón y nuestra lógica, y ahí también entra la fe.

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